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Principios absolutos de la iglesia en las casas

Discipulado
Discipulado


Este asunto es abordado también, de una manera más amplia, en el escrito “Principios absolutos de la obra de Dios”. En el caso que haya necesidad de mayor claridad sobre la relación entre principios (absolutos) y prácticas (relativas), aquel material debería ser estudiado. Aquí, simplemente, se transcribirá el ítem 4 de aquel estudio, que habla de aquello que consideramos como principios absolutos específicos para los grupos caseros.

1- Que sean grupos pequeños

No siempre es posible mantener los grupos pequeños como nos gustaría, por causa de la lentitud en la formación de líderes. Pero debemos hacer todo el esfuerzo en esta dirección, porque con mucha gente es muy difícil supervisar concretamente todos los ministerios de la iglesia en la casa.

2- Que todos entiendan cuál es la obra de la iglesia casera

Deben tener una mente liberada del reunionismo. Deben entender que la principal obra no es la que se hace en el encuentro de la iglesia en la casa, sino aquella que se hace durante toda la semana, por todos los integrantes de la iglesia casera. Esto es, el compañerismo, el evangelismo en las calles, las visitas de los contactos, el cuidado de los discípulos, los encuentros con las coyunturas, con el núcleo, encuentros de líderes, viajes a ciudades próximas, visitas a hermanos de otras congregaciones en otras ciudades, etc.

3- Que los líderes sean formados en todo aquello que deban producir en el grupo

Si alguien no tiene una sólida experiencia de compañerismo, evangelismo, edificación de discípulos y formación de discipuladores, ¿cómo va a llevar al grupo a tener esta experiencia?

4- Que se trabaje por niveles

Esto es un principio absoluto, porque Jesús es el modelo de la obra. Él trabajaba por niveles: las multitudes, los 500, los 120, los 70, los 12, y entre estos, a Pedro, Juan y Santiago. Para cada nivel dedicaba una intensidad de acompañamiento diferente. En este cuadernillo damos orientaciones bien prácticas de cómo trabajar con cada nivel. Estas orientaciones son relativas. Ellas pueden variar de una iglesia local a otra. También, en una misma iglesia, estas prácticas pueden variar con el paso del tiempo. Debe haber flexibilidad para discernir lo que es más conveniente en cada momento. Tenemos que procurar siempre cuál es la mejor manera de imitar a Jesús, teniendo en consideración el momento y las circunstancias locales. Pero distinguir niveles es algo absoluto. Quien no trabaja por niveles está dejando de lado un principio absoluto que observamos en el ministerio de Jesús y que era imitado por Pablo (2 Tim. 2:2; 1 Juan 2:12-14)

5- Que el encuentro de la iglesia casera sea lleno de participación

Los discípulos de la iglesia casera no deben trabajar sólo durante la semana, sino también durante los encuentros, participando con sus oraciones, testimonios de trabajo, etc…

6- Que haya trabajo en las calles

Jesús pasó la mayor parte de su ministerio en las calles. Lo mismo cuando edificaba a sus discípulos, estaba en las calles. Esto daba origen a amplias posibilidades de evangelismo. Discípulos miedosos, que se quieren quedar siempre dentro de la casa, difícilmente darán continuidad a la obra. Debemos salir en grupos, salir con los hermanos más maduros, con los discípulos, compañeros, con todo el grupo, de todas las formas y en todas las oportunidades posibles (ver Mateo 5:1-2; 9:36-38; Hechos 16:13-15; 17:17)

 

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